Vicente Fox, de la Presidencia a la
riqueza
Entrevista con Raúl Olmos*
Ariel
Ruiz Mondragón
En
el tránsito mexicano a la democracia uno de los personajes centrales lo fue
Vicente Fox Quesada, el primer candidato presidencial postulado por la
oposición que logró derrotar al PRI. Así, tras 70 años de dominio del partido
oficial en nuestro país, se logró la alternancia en el Poder Ejecutivo federal.
Muchas
son las visiones y puntos de vista acerca del desempeño del gobierno encabezado
por Fox, pero ahora nos ocupa un tema en particular: la prosperidad personal y
familiar que construyó desde el ejercicio del poder, y que incluso ha logrado
acrecentar posteriormente.
Ese
es el asunto principal que Raúl Olmos, en colaboración con Valeria Durán, desarrolla
a profundidad en su libro Fox, negocios a
la sombra del poder (Grijalbo, 2017), en el que se detallan los múltiples —y
en algunos casos, oscuros— negocios que el político y empresario tiene en la
actualidad.
Se
trata de la historia de la transición de Fox a la prosperidad: como se dice en
la introducción del libro, “si se conociera la verdadera 3 de 3 de Vicente Fox
Quesada, sabríamos que el empresario que llegó a la presidencia en 2000
quebrado y con deudas millonarias, ha participado en más de 30 empresas, y que
su familia —hermanos, hijos, sobrinos, cuñados, hijastros— prosperó hasta
extenderse en negocios inmobiliarios, de seguridad electrónica, productos
milagro y, por supuesto, agropecuarios. Sus hermanos —que él ayudó a rescatar—
son hoy socios de algunos de los empresarios más importantes de México”.
Sobre
ese trabajo de investigación conversamos con Olmos, periodista con tres décadas
de trayectoria, quien ha colaborado en publicaciones como Proceso, Emeequis, Animal Político y El Financiero, además de que fue director editorial de AM, de León. Ha obtenido diversos
premios: el Nacional de Periodismo (2009), Latinoamericano de Periodismo de
Investigación, el Alemán de Periodismo Walter Reuter y el Internacional de
Solidaridad con los Refugiados. Autor de tres libros, es investigador de
Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad.
Ariel Ruiz (AR): ¿Por qué
investigar a Vicente Fox y publicar un relato pormenorizado de un empresario
quebrado que floreció con su llegada a la Presidencia de la República?
Raúl Olmos (RO):
Era un tema inexplorado. Se había hablado de Fox como personaje, envueltos en
escándalos de corrupción él, su familia y su círculo más cercano, pero no se
había abordado su aspecto en la prosperidad, que, además, contrasta con sus
dichos: cada vez que habla de su pensión presidencial, la defiende diciendo que
es una persona necesitada, que de eso vive, y coloquialmente ha dicho que le
sirve para “comer frijolitos”, que con eso va saliendo adelante, además de que
frecuentemente está en cartera vencida porque es una persona ajustada a lo que
recibe.
Me
interesaba mostrar la ruta de prosperidad de Fox, mostrar que esa postura que
repite no concuerda con la forma tan holgada en la que vive. Esto es muy
sencillo: simplemente hay que visitar su rancho y darse cuenta del contraste
que existía antes de que fuera presidente, con la prosperidad en la que ahora
viven él y su familia en una gran extensión de tierra.
Quiero
mostrar este contraste entre el Fox que dice que es una persona necesitada y el
que tiene una multitud de facetas: empresario, conferencista, gestor de
empresas extranjeras (“coyote de lujo”, digamos) y cabildero. Es una gran
cantidad de ingresos la que ha ido generando, y lo más cuestionable del asunto:
no tendría nada de malo si él fuera un empresario exitoso, pero lo que
cuestionamos (me refiero también a la coautora, Valeria Durán) es que estos
negocios los tejió gracias a la red de intereses que hizo cuando fue
presidente. De allí el título: Fox, negocios
a la sombra del poder.
AR: ¿Cuáles fueron los principales problemas
y obstáculos que tuvieron que enfrentar para hacer la investigación? En el
libro veo desde el miedo a declarar de los ejidatarios de San Cristóbal hasta
la negativa de la PGR para proporcionar información sobre Fox.
RO:
El enfoque original del trabajo era solamente mostrar la multitud de
actividades que venía desempeñando Fox, sus negocios que identificamos en los
distintos registros públicos: al menos 106 empresas ligadas a su familia más
cercana, en las que participan él, su esposa, sus hijos, sus hermanos y sus
sobrinos. Resulta que operan de forma muy cohesionada, pero no se puede
explicar su desarrollo sin la figura de Vicente apadrinándola.
Ese
era el trabajo original: cómo esta red de empresas de la familia se había
extendido y fortalecido a partir de que él fue presidente. Así, vamos mostrando
cómo año con año se fue incrementando el número de sus negocios a la par de que
avanzaba su administración.
Pero
luego nos topamos con otros datos que nos parecieron más reveladores: los que
mostraban que él, e incluso su pareja desde su gobierno, habían realizado
negocios dudosos. Nos encontramos son una investigación que hizo la Secretaría
de la Función Pública (SFP), que sigue con carácter de secreta y es información
reservada todavía, expediente que trata de una transferencia de al menos 27
millones de pesos que nunca habían sido reportados en su declaración
patrimonial. Se le pidió a Fox que explicara el origen de este dinero.
Al
hacer una revisión de a qué correspondía esa transferencia, nos sorprendimos de
que una gran parte era de utilidades que le reportaba la empresa Estrella
Blanca a uno de los hijos de Marta Sahagún; pero, además, la cuenta a la que se
depositaba era manejada de forma mancomunada por ella.
Esto
fue un filón distinto que le dio un giro a la investigación, y por eso
arrancamos el libro mostrando los 27 millones que Fox ocultó y que derivaron en
una investigación de la SFP, que integró un expediente que fue turnado a la PGR
para que investigara posibles ilícitos cometidos por el expresidente.
Las
trabas que la investigación fue encontrando posteriormente fue tener acceso a
ese expediente: una vez que lo conocimos y quisimos tener copia de todo el
volumen —más de 6 mil fojas—, la SFP nos lo negó, con un argumento que a mí me
parece absurdo: que no conservó copia. Es realmente increíble porque, aun
cuando le hayan turnado el expediente a la PGR, ellos deberían haber conservado
un volumen. A mí me pareció que fue una forma de ocultar información.
Luego,
cuando acudimos a la PGR, ésta nos dio una respuesta aún más sorpresiva: 11
años después de que Fox había dejado la Presidencia seguía abierta una carpeta
de investigación en su contra, y nos negaban el acceso al expediente con el
argumento de que si se daba a conocer había la posibilidad de que las personas
involucradas en presuntos delitos pudieran destruir pruebas o huir.
Entonces
nos negaron la información, pero más que la negativa lo que nos sorprendió fue
descubrir que seguía abierta una investigación contra Fox, lo que nos llevó a
inferir que si esta investigación se mantiene abierta o un poco congelada,
pudiera ser utilizada incluso como moneda de canje o chantaje por el actual
gobierno para tener de su lado a Fox (como ha ocurrido).
Eso
explicaría mucho por qué él se muestra tan dócil, tan dispuesto a todo lo que
es el gobierno de Enrique Peña Nieto.
AR: En el libro a eso le llaman
“Pacto de San Cristóbal”, cuando en 2010 Peña Nieto fue a visitar a Fox. Es
evidente que obtiene algo a cambio del apoyo del presidente, pero ¿éste que ha ganado
con ese arreglo?
RO:
Un respaldo pleno de un personaje que lo mismo genera simpatías que odios y
molestias. Creo que sumar a un personaje de este tamaño le resultaba benéfico
en su momento al gobierno de Peña Nieto. Incluso ahora que se busca detener de
alguna forma el avance que ha tenido López Obrador, allí está Fox declarando
abiertamente que va a hacer todo lo posible para frenarlo.
Le
sirvió a Peña Nieto como un personaje que impulsó las reformas, la energética en
concreto, ya que siempre salió a defender abiertamente al presidente. Entonces
en el momento en que el actual mandatario busca tener aliados, creo que la
figura de Fox le resultó importante.
¿Qué
ganó Peña Nieto? A lo mejor menos de lo que obtuvo Fox, quien logró cierta
inmunidad ya que no se le tocó, pero dio algún apoyo, que es de lo que está ávido
el presidente. Tal vez obtuvo un aliado desequilibrado, porque de repente da y
de repente no.
AR: Las disputas legales de la
familia Fox vienen de muy lejos, cuando menos desde el cardenismo. Hubo un problema
agrario sobre su rancho, que se solucionó 70 años después, resuelto por Vicente
al aprovechar algunos programas del gobierno.
RO:
Creo que sí representaba un conflicto de interés. Desde que se dio un decreto
de expropiación y de formación del ejido de San Cristóbal, pasaron casi siete
décadas para que llegara una resolución. Fueron años de conflictos entre
campesinos y la familia Fox para que se delimitaran las zonas del ejido y de la
propiedad de ésta. Hubo un jaloneo intenso. La mayor parte del pleito era por
las mejores tierras del ejido, que son las de riego.
Nosotros
tuvimos acceso a expedientes muy antiguos y voluminosos del Archivo Agrario
Nacional, donde había mapas donde se mostraba cómo se fue modificando el
reparto. En distintos decretos decían “este pedazo le corresponde a los
ejidatarios”, pero luego se modificaba y se iba alterando. Hay un mapa que nos
llamó la atención, con un lindero donde decía abiertamente “Vicente Fox”, en
uno de los acuerdos donde se estableció que se les restituían tierras a los
ejidatarios y que tocaban la propiedad de Fox. Él se manifestó, impugnó,
etcétera, y logró que esas tierras se le restituyeran. Pero luego hay otro
plano donde mostraba una presa dentro del ejido, y revisando y cotejando el
mapa de aquel entonces con el actual, resulta que sobre lo que fue esa presa
Vicente construyó su casa.
Nosotros
le preguntamos: “¿Cómo es posible?, ¿por qué construyó usted su casa sobre lo
que era la presa?”. Nos dijo: “Lo que era propiedad de los ejidatarios era el
agua. Pero como la presa se secó pues ya no hay agua que repartir”. De esa
forma insólita justificaba que su casa se había construido sobre lo que alguna
vez fue el vaso de la presa.
Pasaron
los años, y seis meses antes de que dejara la Presidencia fue emitido un
decreto en el que finalmente se dio solución jurídica sobre la posesión de las
tierras, y una porción de las tierras que estaban en disputa pasaron a manos de
la familia Fox. Si esto se hubiera resuelto después de haber dejado el cargo,
tal vez no hubiera despertado tantas suspicacias. Pero creo que hay un conflicto
de interés porque durante su gobierno resolvió una posesión de tierras que benefició
tanto a él como a su familia.
AR: ¿Cuál era el estado general de
las finanzas de Vicente Fox al llegar a la Presidencia de la República en 2006?
Se menciona que sus empresas estaban en quiebra y con millones de dólares en
deudas. Para entonces ya había sido gobernador de Guanajuato.
RO:
Considero que hasta el momento en que Fox fue gobernador mantuvo una línea de
honestidad que se manifestaba en su forma de vida. Se veía que era una persona
con limitaciones económicas; uno pensaría en los actuales gobernantes, que se
pueden servir con cuchara grande y cubrir sus carencias. Uno ve en la
declaración patrimonial de aquella época de Fox, y reportaba, por ejemplo, una
camioneta vieja, unos muebles no ostentosos y una deuda de alrededor de 70 mil
pesos con quien en aquel entonces era su mejor amigo, Lino Korrodi. Éste nos
platicaba que una parte de esos préstamos habían sido para sacarlo de algún
apuro. Entonces uno observa en ese momento un Fox con carencias, humilde o,
cuando menos, de condición modesta.
Pero
al llegar a la Presidencia dio un viraje en su actuar. Creo que hasta la
elección de 2000 todavía era un personaje con principios y convicciones democráticas
y de justicia social, y que eso es lo que movió a la sociedad a votar por él.
Pero
luego, en la Presidencia, fue dando un giro que creo que tiene que ver mucho
con la influencia que tuvo sobre él Marta Sahagún, una mujer ambiciosa y de
intereses. Ese viraje se manifestó cada vez más, y cuando dejó el cargo llegó
al punto de que llegó a alianzas que antes podríamos pensar imposibles, como con
los priistas, al punto de que el personaje que sacó al PRI de la Presidencia es
el mismo que 12 años después lo ayudó a volver al poder.
Ese
giro lo dio con el interés particular de obtener beneficios, según mostramos y
documentamos en el libro.
AR: En diciembre de 2007 inició la
investigación contra Fox por enriquecimiento ilícito, por sobornos, por pagos
de favores e incluso por cohecho, algunos de los cuales ya podrían haber
prescrito. ¿Por qué se inició entonces esa investigación? Su sucesor era su
compañero de partido, Felipe Calderón.
RO:
No hay que olvidar que en 2004 Calderón dejó el gabinete de Fox, pero no porque
él haya querido —era el secretario de Energía— sino que literalmente Vicente lo
echó del gabinete porque en aquel entonces Felipe se atrevió a manifestar
públicamente su interés por ser el candidato del PAN a la Presidencia de la República.
Entonces
hubo un rompimiento porque el gallo de Fox era Santiago Creel; al final
Calderón llegó a ser candidato a la Presidencia. Cuando alcanzó el poder, el
gobierno de Calderón inició una investigación sobre Vicente, quien lo atribuye
a una venganza. El rompimiento se dio totalmente; fue cuando en 2010 llegaron a
casa del expresidente, le tocaron y le dijeron: “Señor, aquí tiene un
requerimiento para que explique el origen de recursos que usted nunca declaró
(los 27 millones de pesos)”. Fox se enfureció; los testimonios que hemos
recabado coinciden que al día siguiente de que recibió la notificación hizo su
primer pronunciamiento público diciendo que él veía que en 2012 el PRI iba a
regresar a Los Pinos.
Es
impensable que esto haya sido obra de las casualidades; fue un asunto
premeditado. Fox vio que su compañero de partido lo estaba atacando, según su
percepción, y lo que hizo es ver la forma de protegerse. Él ya veía que Peña
Nieto se perfilaba como futuro presidente de México, y es con quien terminó
aliándose.
AR: ¿Cuáles fueron los principales
procedimientos de Fox para florecer durante su gobierno? Según se lee en el
libro, abarcaron desde programas agrarios hasta regalo de dinero, intercambios
entre familiares, obsequio de acciones de empresas, por ejemplo.
RO:
De su gobierno nosotros solamente documentamos lo que menciona la SFP, que son
esas transferencias de utilidades a cuentas que compartía Marta Sahagún con uno
de sus hijos, con una gran proveedora del gobierno: la empresa transportista
Estrella Blanca.
Otro
de los puntos cuestionables es cómo a través de esa misma cuenta en su momento salieron
recursos para financiar a una empresa que se llama Construcciones Prácticas,
que estuvo ligada con los hermanos Bribiesca y que fue beneficiada en las
subastas del IPAB, en las que se vendieron propiedades o inmuebles a precios de
ganga, en uno o dos por ciento de su valor. Había la sospecha de que era un
negocio de la familia, y lo que venimos a corroborar es que, efectivamente, por
lo menos salieron recursos para financiar esas operaciones.
Después
de la Presidencia, lo primero que podemos documentar es que a Fox le regalaron
acciones de una empresa transportista a nueve meses de haber dejado el cargo,
para lo cual estaba impedido: la Ley de Responsabilidades establece que los
funcionarios deben abstenerse de recibir obsequios de valor hasta un año
después de haber dejado su puesto. En el caso de él, pasaron sólo nueve meses.
Si se hubiera aplicado la ley, esto se debería haber visto como el delito de
cohecho, que es como está tipificado en la ley referida.
Luego,
tras meses o años, vemos que se repite ese mismo esquema de obsequio de
acciones, pero ahora por una empresa petrolera que está buscando obtener
concesiones para explotación de fracking,
que es el rompimiento de rocas para generar recursos petroleros. Fox no pagó ni
un solo peso para volverse socio en la empresa petrolera; además es un acuerdo
que él estableció con comisiones del seis por ciento sobre cada contrato concretado.
Imaginemos:
si esa empresa llega a concretar una inversión de 100 millones de dólares, él
se llevaría, tan sólo de comisión, seis millones. Entonces no es cualquier negocio
el que amarró en forma gratuita.
¿Cómo
lo logró? Creo que necesariamente lo tuvo que haber logrado por las relaciones
que estableció desde que era Presidente de la República.
AR: ¿Cuáles son los principales
negocios de Fox? Veo desde “productos milagro”, hortalizas, mariguana legal en
Estados Unidos, hasta la industria petrolera. Son muy variados.
RO:
Identificamos al menos 30 empresas en las que él o su esposa han participado
directamente, y los demás son negocios en los que han intervenido sus hermanos,
sus hijos, sus sobrinos y gente de su círculo cercano.
Esto
está muy diversificado, aunque la más importante es la cuestión agrícola, no
nada más en las hortalizas, que es el producto tradicional de la familia, sino
también se dedica a la producción de aguacate y de agave, por ejemplo.
Ellos
no están en la zona de producción de denominación de origen para producir agave
para tequila, pero lo hacen para otros fines, como endulzante para personas que
padecen diabetes y otros productos derivados.
También
son los mayores productores de papa de la región.
Sus
hijos y otros parientes han incursionado en productos milagro: una de las
mayores productoras tiene su raíz en la familia.
También
posee ganado japonés, produce venados, etcétera. Es una gran diversidad de
negocios los que han impulsado él y su familia más próxima.
AR: El Centro Fox llama la
atención. El expresidente dice que todo lo hace por él, que es donde tiene un
gran negocio: es hotel, salón de fiestas y de reuniones académicas, e incluso tiene
la reproducción de su oficina en la Presidencia. Bajo esa bandera parece haber
negocios dudosos, como el de la compañía londinense que tiene de activos dos
libras esterlinas pero que le ha donado al Centro 200 mil dólares, además de paraísos
fiscales de donde también recibe donaciones. ¿Qué es en realidad?
RO:
Hay muchos puntos cuestionables. Uno de ellos es el origen de los fondos que
recibe. Nosotros detectamos empresas tituladas “de operaciones inexistentes” no
por nosotros sino muchas por el Sistema de Administración Tributaria (SAT). Por
ejemplo, hay una empresa que se llama Delta Servicios del Sureste, que le
transfirió dos años consecutivos más de dos millones de pesos al centro, a
pesar de que el SAT la ha declarado inexistente. Esta empresa, a su vez, ha
estado ligada, de alguna forma, a Oceanografía, una firma tan cuestionada y que
fue beneficiada durante el sexenio de Fox; incluso un integrante de la familia
declaró que efectivamente habían intervenido para que se le otorgaran
contratos.
También
está esa empresa británica que, al revisar nosotros sus estados financieros,
nos encontramos con que tenía un capital de apenas dos libras esterlinas,
equivalente a 50 pesos, que en el transcurso de los años no había tenido mayor
movimiento en su capital; a pesar de ello, le transfirió en dos años
consecutivos el equivalente de 200 mil dólares al Centro Fox.
Otro
aspecto cuestionable es cómo ese centro ha funcionado como una especie de
centro de espectáculos, de eventos sociales, utilizando para ello a personal
asignado por la Presidencia de la República para apoyo del expresidente, quien lo
utiliza como sus empleados en el Centro Fox; incluso uno de ellos, que era el
director de Mercadotecnia, se dedica a vender bodas, primeras comuniones,
peticiones de mano, cenas románticas, lo que suena ajeno a la labor de un
centro académico, como él ha venido presumiendo que es. ¿Qué tiene que ver una
pedida de mano, una cena romántica, con el perfil del Centro Fox? Bueno, es una
forma de generar recursos, y dice que eso es para hacer más labor social.
Pero
al revisar las cuentas del Centro Fox vemos que no todo el recurso que se
genera se invierte en programas sociales. Una gran cantidad del dinero está en
los bancos, guardado, calentándose y generando intereses.
Las
cuentas oscuras del Centro Fox tienen muchas aristas que cuestionar.
AR: Y ha sido apoyado y usado por
varios gobiernos.
RO:
Claro, porque además ha tenido de su lado a gobiernos estatales aliados, y el
propio gobierno federal lo ha utilizado como centro de capacitación de
funcionarios. Uno de sus aliados fue, incluso, el gobierno de Javier Duarte,
que lo contrató para capacitar a pequeños empresarios.
AR: ¿Cuál ha sido la labor de Fox
como cabildero? Le llega a llamar “coyote” tras relatar algunas experiencias
con secretarios de algunas dependencias. ¿Qué tan exitoso ha sido en ese
trabajo?
RO:
Entrevistamos a Vicente sobre esta faceta, y él reconoce que efectivamente una
de sus labores es ser gestor (él se ofende si le dicen “coyote”), un cabildero
de lujo, y tan es así que tiene acceso directo con las autoridades federales.
En el libro publicamos minutas, oficios, memorándums en los que se hace
referencia de cómo Fox tiene acceso directo a la Secretaría de Economía y con su
titular. Él lo tiene con funcionarios de primer nivel para hacer gestión de
inversionistas extranjeros. Lo documentamos en los casos de empresarios chinos
y estadounidenses que, después de esas intervenciones, se volvieron donantes
del Centro Fox.
Su
labor de cabildero le ha permitido generar ingresos para su egoteca. En la
entrevista que le hicimos él dijo que lo ha venido haciendo para otras empresas
trasnacionales: General Motors, Chrysler y otras grandes trasnacionales. No lo
niega, lo reconoce.
AR: Justamente hablando sobre la
entrevista que ustedes le realizaron a Fox y que tuvo momentos duros, ¿cómo
fue?, ¿cómo la consiguieron? En muchas partes de ella las reacciones de Fox
fueron de ira.
RO:
Primero la solicité en forma escrita al Centro Fox, a su área de Comunicación,
pero siempre se me negó. Luego tuvimos que recurrir a personajes cercanos a
Fox, en concreto a Rubén Aguilar, que fue quien finalmente intervino para
conseguirla.
Se
pactó y se hizo en un lugar cerrado, en una sala de juntas. Originalmente iba a
ser grabada por Univisión, pero el señor se encolerizó y dijo, cuando ya se
había montado un pequeño set, “yo no quiero que sea así; no me van a sentar
como si yo estuviera en el banquillo de los acusados”, y jaló su silla y la
puso junto a la mesa.
Antes
de iniciar la entrevista pasó por lo menos una hora de jaloneos, de “¿por qué
me cuestionan?, ¿por qué me investigan?, ¿de qué se trata?, ¿ustedes quiénes
son para andarme investigando? Vayan e investiguen a los corruptos, yo no lo
soy”.
Aun
antes de saber qué le íbamos a preguntar el señor ya estaba trinando y
despotricando contra nosotros. Finalmente Marta lo serenó —se ve que tiene una
influencia impresionante sobre él—, y le dijo: “Mira, vamos a hacer la
entrevista. Nosotros estamos tranquilos, tenemos las pruebas, no tienes qué
temer. Si hacen mal uso de la entrevista los denunciamos”.
Pero
lo que queríamos es tener su postura para hacer un libro equilibrado.
Al
final accedió a regañadientes, y hubo momentos tirantes como cuando nosotros le
mostramos pruebas de lo que teníamos. Él se confundía, de algunos temas no
sabía de qué le estábamos hablando, señal de que no tiene el control absoluto; en
el caso del Centro Fox, cuando le mostramos el donativo de la empresa británica
se confundió y dijo: “A ver, Martita, ¿esto qué es?”, como diciendo “¿de dónde
salió este dinero?”. Ni él lo sabía, y hubo un momento en que dijo: “¿Y ustedes
de dónde sacan esta información?”, “Señor, es información de ustedes”.
“Bueno,
a ver, Martita”, quien quedó de aclararnos ese donativo y nunca lo hizo.
En
el caso de las empresas también se sacó de onda cuando le dijimos: “Sabemos que
a usted le regalaron unas acciones de esta empresa. ¿Por qué?”. Se confundió, y
al final tuvo que dar una explicación diciendo que ya las había vendido, que todo
estaba correcto, etcétera.
Entonces
tuvo sus momentos tirantes, de fricción, pero nos parecía clave para poder
cerrar la investigación. Una de este tipo sin la postura del involucrado pues
yo creo que hubiera sido impublicable: por una cuestión de justicia y de
equidad necesitamos tener la postura de él sobre aspectos clave.
Creo
que el libro, aun si hace denuncias delicadas, también guarda cierto equilibrio
porque está la voz del expresidente.
AR: Como se relata en el libro, van
prácticamente 10 años de la investigación de la SFP y la PGR. ¿Qué ha pasado
con ella?
RO:
Considero que está congelada, porque ni avanza ni se le da carpetazo. Pudieron
haber hecho dos acciones: que la PGR hubiera dicho “en esta carpeta hemos
encontrado que no hay elementos, o prescribieron algunos delitos, y le damos
carpetazo”.
La
otra es que hubiera encontrado evidencias y procediera. Pero no ocurre ni una
cosa ni otra, sino que la investigación está allí, y por lo menos en lo que va
del actual sexenio no avanza. Pareciera como que es una acción premeditada de
tener congelada la investigación, como una moneda de canje con el involucrado
para tenerlo sometido. Eso parece desde fuera: ¿por qué no se cierra? O ¿por
qué no se procede? ¿Por qué está congelada? Pareciera un medio de chantaje.
AR: ¿En algún momento de esta
investigación recibió usted alguna amenaza o agresión?
RO:
Lo que hubo fue que en el momento en que hicimos la entrevista hubo una
reacción muy violenta de Fox cuando dijo “ya te investigué, ya sé quién eres,
ya sé por qué me estás siguiendo las huellas”. Ese asunto a mí me pareció
intimidatorio en el sentido de que antes de que hiciéramos la entrevista el
señor investigó quiénes éramos, qué habíamos hecho en esta trayectoria
profesional (me refiero a mí y a mi compañera), y eso me parece que en el caso
de un entrevistado no tendría ninguna razón. Cuando uno entrevista a un
personaje pues sí se documenta: quién es, cuáles son sus antecedentes,
etcétera, pero en el caso del entrevistado es como si yo me pusiera a
investigarte a ti. Pero en el caso de un personaje público, un político, un
expresidente me haya dicho eso yo lo sentí realmente como una intimidación.
Fue
el único incidente que yo considero que ha ocurrido. Esperemos que no ocurra
más.
*Entrevista publicada en Replicante, 26 de marzo de 2018.
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