Entrevista con J. Jesús
Esquivel*
Ariel
Ruiz Mondragón
El
principal mercado ilegal de las drogas se encuentra en Estados Unidos, el que
es abastecido desde diversas partes del mundo, especialmente desde los países
al sur de sus fronteras. En éstos se han formado grandes y poderosos cárteles
que se ocupan de la producción, distribución y venta de drogas en enorme
cantidades.
Hasta
ahora se ha documentado la operación de estas bandas criminales, pero faltaba
una investigación acerca de los grupos que al interior de la Unión Americana se
ocupan del trasiego de las drogas ilegales. Esa tarea fue emprendida por J.
Jesús Esquivel en su libro Los narcos
gringos. Una radiografía inédita del tráfico de drogas en Estados Unidos (México,
Grijalbo, 2016).
Fruto
de su indagación periodística, el autor explica que “los narcos gringos están
muy lejos de emular a los mexicanos y a los colombianos, constituyen sólo
pequeñas células o franquicias que nunca dejarán de depender del narcotráfico
de México o de Sudamérica, aunque operan de manera independiente. No tienen
lealtad ni compromiso de negocios con ningún cártel, aunque en la actualidad la
DEA asegura que el de Sinaloa es prácticamente el amo y señor de todo el
mercado estadounidense”.
Acerca
de ese libro conversamos con Esquivel, quien es licenciado en periodismo por la
Escuela Carlos Septién. Ha colaborado en medios como El Sol de México, Voices of
Mexico, CNN, Univisión, Telesur, Notimex, Televisa, TV Azteca y el
Instituto Mexicano de la Radio. Es corresponsal de Proceso en Washington.
Ariel Ruiz (AR): ¿Por qué escribir
un libro acerca de este aspecto tan poco conocido del narcotráfico
internacional, al que llama “el eslabón perdido”?
J. Jesús Esquivel (JJE):
Para poder entender la complejidad del trasiego de drogas a nivel mundial, sobre
todo en la relación que tiene México con este problema tan grave de seguridad y
salud pública, principalmente con Estados Unidos.
A
nivel internacional se considera a Estados Unidos como la clave para poder
entender cómo acabar con esta situación porque, sin duda, por el tamaño de su
población y territorialmente hablando, es el mercado más grande de consumo y demanda
de narcóticos. Había que tratar de explicar quiénes participan en ese país en
el movimiento de las drogas, porque no sólo son los productores y los traficantes
latinoamericanos, mexicanos, asiáticos y también rusos, los que participan en
ese tan complejo sistema de distribución y venta de narcóticos.
AR: En los capítulos finales del
libro hace un señalamiento muy interesante: el último gran capo en Estados
Unidos fue Al Capone, allá por los años cuarenta del siglo pasado. Afirma que
sólo hay “capitos” que son muy menores junto a los líderes mexicanos e incluso
los rusos y asiáticos. ¿A qué se debe este fenómeno?
JJE:
Son dos cosas. Primero, en Estados Unidos culturalmente la población de ese país
está acostumbrada a temerle a la justicia porque tarde o temprano se aplica. Pongo
un ejemplo: las personas, aunque tengan un auto deportivo muy veloz, en las
carreteras muy rara ocasión aceleran más de la velocidad permitida porque saben
que las pueden ver con radares y cámaras.
En
Estados Unidos, aunque no necesariamente de manera imparcial o justa, siempre
todo criminal llega ser hostigado; otros se salen con la suya, pero finalmente
vuelven a caer. El caso de O. J. Simpson lo ilustra: él pensó que con su dinero
se iba a librar, y está en la cárcel.
Por
eso es que no existen capos de la talla de mandos medios (para hacer una
comparación) como los que hay en México y en América Latina. Es imposible que
exista un Pablo Escobar, un Mayo
Zambada o un Chapo en Estados Unidos
porque además hay demasiada policía. En todos los estados están divididas las
policías: están la del condado, la del estado, la federal, la antinarcóticos,
de aduanas, etcétera. Hay policías de todo, hasta de parques y jardines. Todas
tienen que participar en el combate al narcotráfico, y súmales las agencias
federales. Esto evita que haya capos de esa talla.
Además,
todos los estadounidenses que participan en el negocio de las drogas tarde o
temprano terminan tras las rejas. Cumplen una sentencia y, lo más grave (que es
lo que no ocurre en México), les quitan absolutamente todo lo que han ganado en
el trasiego de drogas, porque un juez federal ordena que hay que decomisarles
todo, hasta los zapatos de la mamá porque piensan que se los compró con el
dinero de las drogas.
Esa
es esencialmente la razón por la cual no existen capos. Mencionabas a Al
Capone, pero estamos hablando de hace muchísimos años. Desde entonces a la
fecha no los ha habido, y mira cómo terminó Capone, y no era un capo
internacional: era dueño, básicamente, de una ciudad y de algunas otras en
otros estados. Por eso es que tampoco existen plazas ni cárteles en Estados
Unidos.
Digamos
que la manera más organizada de los estadounidenses que participan en el
trasiego de las drogas son las pandillas porque tienen distintas
representaciones en diferentes estados, pero no son los mismos. Además puede
existir el club de motociclistas de los Mongoles, por ejemplo, en cuya fracción
de California pueden ser asiáticos, pero te vas a un estado como Georgia y son
negros. Esa es la situación.
Allá
siempre han señalado a los mexicanos como los malos. Recuerdo que cuando presenté mi libro La DEA en México hubo una persona que me dijo “estás defendiendo a
los gringos”. ¿Dónde están los cárteles gringos? Pues no hay. Había que hacer
este trabajo.
Creo
que también era una espina que yo tenía clavada, y escribí esto porque sí me
sentí incluso hasta un poco agredido porque cuando hablaba de la DEA me decían
“es que nos quieres presentar a la DEA como los más fregones”. Pero quien lea
el libro se dará cuenta de que lo único que hago es decir cómo se visten, qué
comen, cómo trabajan y nada más.
AR: En el libro relata la historia
en Chicago de Dana Bostic, Bird, líder negro de una banda. Al principio también está
la historia de otro traficante, don Henry Ford Jr., una especie de cowboy, por ejemplo. ¿Qué tan
emblemáticos del narco gringo son esos dos personajes?
JJE:
Revisé miles de encausamientos judiciales de cortes federales y estatales
porque quería hacer una representación de lo máximo a lo que se puede aspirar
en el tráfico de drogas en Estados Unidos. No encontré a ningún capo en ellos.
A Bird lo encontré gracias a las
preguntas que le hice a Jack Riley, el jefe de operaciones de inteligencia de
la DEA, que durante muchos años fue el jefe de esta agencia en Chicago. Para
que te des una idea de cómo no hay un gran capo, estábamos en su oficina y le
dije “dame nada más un nombre que consideres”. “No, pues no hay”; y lo pensó hasta
que sus asesores le dijeron: “Sería Bird”.
Más que destacar su papel, creo que la razón por la cual está mencionado es
para que la gente lea y entienda cómo funciona el movimiento de las drogas,
contrario a lo que se ve ahora en telenovelas, películas y las grandes
historias sobre esto. Parece que en México hacemos héroes a criminales, lo que
me parece a mí muy lamentable. Es un comentario personal, nada en contra de mis
colegas que han escrito esas cosas.
Don
Henry Ford Jr. es un superpersonaje para poder entender cómo piensan los estadounidenses
metidos en las drogas, porque es ranchero, texano, galán y blanco, que quería
hablar español para mejorar en el negocio de las drogas. Se fugó de la cárcel,
lo volvieron a detener, se vino a vivir a México para eludir a la justicia, y
finalmente se fue para allá para que lo agarraran de una vez. Ya que salió de
la cárcel se quedó sin nada, y te dice que terminó más pobre que cuando empezó
en el negocio de las drogas. Por eso fue elegido, tan es así que es la portada
del libro.
AR: También me llamó mucho la
atención la figura del bróker, que usted dice que es las más importante en el narco
en Estados Unidos. Comenta que son personajes independientes, que no trabajan
con un solo cártel. ¿Cómo funcionan?, ¿cómo los cárteles permiten que esto ocurra?
JJE:
Los brókers son, sin duda, narcos independientes. Ellos, básicamente, ni venden
la droga; son los intermediarios que contratan las narcobodegas, las casas, el
transporte, que buscan, entre las pandillas de las ciudades, quiénes pueden
trabajar, aunque no las van a ver directamente sino que buscan otro
intermediario. Es decir, el bróker es un contratista subcontratista
inteligente, que no está ligado a nadie y, además, es el único que tiene
contacto directo con las grandes corporaciones del crimen organizado mexicano y
latinoamericano.
Pero
la pregunta me parece muy importante: ¿por qué los cárteles no los obligan a
trabajar para ellos? Porque son muy inteligentes. La razón es que siempre
tratan de evitar que quede todo rastro de su negocio, y más en Estados Unidos.
Saben lo que yo te menciono: que, tarde o temprano, los brókers van a caer.
Si
un bróker tuviera ya una relación más arraigada con cualquier cártel, cuando lo
capturaran, obviamente, hablaría, sobre todo porque la mayoría de este tipo de
personajes negocian con las autoridades para que les disminuyan las sentencias
y los hacen testigos protegidos. Por librar el pellejo empiezan a hablar. Los
narcotraficantes mexicanos tanto evitan dejar huella como facilitar el
movimiento de las drogas para ver qué brókers pueden trabajar con ellos y con
otros al mismo tiempo. No existe una alianza corporativa.
AR: También es muy interesante el
aspecto de los camioneros.
JJE:
Que tiene que ver mucho con la infraestructura fronteriza. Yo siempre he dicho
que nosotros, que nacimos lejos de la frontera norte de México, desconocemos
muchos aspectos que se dan todos los días, a cada hora y en todo momento. Creo
que el simple hecho geográfico de que compartamos más de 3 mil 500 kilómetros
de frontera con Estados Unidos, y que sea la puerta más importante para el
comercio y movimiento de personas legales (olvídate de las cuestiones ilegales),
es un panorama muy complejo para poderlo entender.
Es
lógico que las drogas que van a Estados Unidos no se van a ir en un viaje de
American Airlines, y es allí donde el transporte terrestre juega un papel
fundamental, porque tanto pueden llevar naranjas y aguacate como drogas hasta
Maine o Dakota del Norte.
Es
allí donde otra vez el bróker es muy importante, porque él se pone en contacto
con los camioneros y, además, aprovecha también para hacer otros negocios
ilícitos porque tiene conocimiento del mercado libre y la infraestructura que
hay en la frontera.
AR: Otros personajes clave son los
pandilleros. ¿Cómo han incidido las bandas mexicanas en la formación,
organización y funciones de ellas? Menciona, por ejemplo, la relación de
Vicente Carrillo con el Barrio Azteca, quienes tuvieron una vinculación
directa.
JJE:
No tanto en la organización porque todas las pandillas estadounidenses tienen
mucho que ver con las prisiones y los barrios. Siempre nos han enseñado más de las
pandillas de Los Ángeles por estar cerca, pero las hay de negros, rusos, irlandeses
e italianos.
La
ventaja en el caso que me mencionabas de los cárteles mexicanos y las pandillas
de origen hispano es que comulgamos con el mismo idioma, aunque a la mejor
muchos pandilleros hispanos no lo hablan tan bien, pero de alguna manera tienen
esa cultura porque vienen de mexicanos o de latinoamericanos y nos entendemos
mejor. Esto lo aprovechan los cárteles mexicanos porque aquellos son de Estados
Unidos y, como son criminales, pues de alguna manera podrían contactarse con
otros blancos, asiáticos y europeos. Es allí donde la ramificación de ese
movimiento criminal se extiende por todo Estados Unidos, pero sin pertenecer a
nadie, que es la gran diferencia.
Hay
un tronco, obviamente, pero está en México, que son los narcos que tanto pasan
las drogas como los que ponen los precios; los de allá facilitan y dicen: “A mí
solo me entregas tanto, y el resto, como tú lo quieras vender y a cuántos
quieras contratar, es asunto plenamente tuyo”. Y como en Estados Unidos,
reitero, existen tantas policías, si el narco es inteligente dice: “Pues yo le
vendo a Pancho, que vive en San Luis; a Casimiro, que está en Chicago; al otro
que vive en Nueva York”, etcétera, y se pulveriza ese gran paquete, que se
distribuye y al final las ganancias son exactamente iguales. Se oye feo, pero
esto genera empleo ilegal en el otro lado, aunque sabes que no va a durar mucho
tiempo.
AR: Otro asunto son los sectores
sociales que participan en el negocio de una u otra forma. Hay dos ejemplos: las
familias que rentan sus casas como narcobodegas, y los rancheros de Arizona,
quienes facilitan el paso por sus terrenos y cobran.
JJE:
Para las narcobodegas, específicamente la renta de casas, hay familias que se
prestan, y también hay gente de la industria de los bienes raíces que, con
dinero en efectivo, puede rentar una casa por un mes o semanas, lo cual está fuera
de lo tradicional en la industria de la vivienda en Estados Unidos, donde firmas
un contrato de mínimo un año de renta de una casa. En este caso no, porque
puedes llamar la atención y porque al narcotraficante sólo le interesa tener la
droga ciertos días y luego la mueve. Si reincides o repites, pues levantas
sospechas tanto de los vecinos como de las autoridades, y alguien te puede
poner el dedo porque al vecino de enfrente no le gusta que sólo en la noche ve
la luz prendida o cualquier tarugada que se te ocurra.
Pero
las familias fronterizas, sobre todo de origen hispano y mexicano, que están
allí por razones económicas, y si se ganan una lanita por prestar el garaje de su
casa dos días nada más y no ves ni mueves nada, lo hacen. No hay que olvidar
que una vez que la droga cruza la frontera se tiene que distribuir, aunque se
tiene que almacenar en un lugar oculto.
Esa
es la gran razón por la cual yo siempre he considerado a El Paso la narcobodega
más grande que existe en Estados Unidos, y de allí las drogas se mueven para
todos lados.
Lo
mismo ocurre con Arizona, que comparte una frontera muy porosa con Sonora, que
es desértica. Si recorres la zona entre Douglas, Arizona, y Nogales, la
frontera es puro desierto, pero extrañamente dice ranchos ganaderos, y sí hay
vacas, pero lo extraño es que por allí entran las drogas. ¿Cómo es posible
entender que haya rancheros que hasta se quieren convertir en patrulleros
fronterizos que quieren matar migrantes, y que esos rancheros, que a lo mejor
no están vendiendo vacas todos los días, tengan dinero, siendo Arizona uno de
los estados más pobres de la Unión Americana? Pues permiten que los narcotraficantes
usen sus terrenos para pasar la drogas. Esa es la única razón.
Nunca
hay que perder de vista que el narcotráfico existe porque genera dinero, y este
les gusta a todos, sobre todo a los estadounidenses.
AR: También está la utilización de
las mujeres y de los viejos, las
narcogringas y los narcoviejitos,
para el traslado de drogas. ¿Se ha endurecido la persecución sobre ellos?
JJE:
Te repito: precisamente creo que el objetivo de los narcos gringos es que se
entienda, antes que nada y más con casos específicos, que el suyo es un país
muy grande y que, aunque nos duela reconocerlo a muchos mexicanos, allí sí se
respetan los derechos de las personas, porque puedes demandar, y tengas dinero
o no, ganas.
Entonces
esta situación de los viejitos y de las mujeres forma parte de la estrategia de
no generar atención de las autoridades. ¿Cuándo vas a sospechar que un viejito
esté meneando dinero o hasta droga, sobre todo si es blanco? Pero no hay tanta
persecución porque ya las autoridades tengan esos perfiles, porque imagínate
que un agente federal se equivoque y que del susto le provoque un paro cardiaco
al viejito, pues no se la va a acabar la agencia federal con la demanda que le
van a meter los familiares del viejito o hasta el propio viejito. Ese es el
problema, esa es la dificultad, porque puedes llegar a la orilla de la
legalidad para aplicar la ley, y el gran riesgo es ese.
Ahora
están más atentos, utilizan más los sistemas de inteligencia, aunque allí no se
aplica porque un viejito no se va a estar comunicando con un radio con números
codificados con alguien. A él le dicen: “Oiga, abuelito, ¿se quiere ganar esta
lana para que le ayude a comprar su chocolate y su churrito?”. Pues sí, y lo
hace, pero sin tanto riesgo.
AR: Señala que las del libro también
son historias de racismo y de clasismo. Da algunos números de las personas que
caen en la cárcel, y la mayoría siguen siendo negros, latinos, mexicanos. ¿Cómo
se expresa eso en el ámbito del narcotráfico?
JJE:
Con el simple número de prisioneros que hay en las cárceles federales por
delitos relacionados con las drogas: la mayoría son negros, y luego vienen los
hispanos y los asiáticos. También hay anglosajones, lo que no es descubrir nada
nuevo, pero Estados Unidos es un país racista hasta la fecha. El ejemplo más
claro es Barack Obama: llegó siendo negro a la presidencia, pero los blancos
del Partido Republicano le hicieron hecho la vida pesada.
Es
muy interesante el tema de las sentencias, que son más notorias para los
delitos federales, como el tráfico de drogas. Si revisas los encausamientos
judiciales sin conocer de qué color tiene la piel el encausado, extraña al
comparar y revisar los documentos cuando ves que a uno lo sentencian a 7 años
en la cárcel y a otro a tres por la misma cantidad de droga. Si te pones a
investigar, resulta que el primero es negro y el segundo blanco.
Yo
menciono también mucho el caso de las narcogringas: un policía no va a detener
a una rubia de ojos azules porque físicamente tiene ese perfil, pero si ve a
una señora latina o negra en una camioneta la detiene simplemente por inercia.
¿Cuántos
casos hay en Estados Unidos que no tienen que ver con el narcotráfico, de
afroamericanos que se han superado educativamente, que son abogados o gente que
mueve dinero en Wall Street, y como tienen para comprarse un auto más caro,
fuera de lo común, salen a comprar cualquier cosa, y los detienen porque son
negros? Son sospechosos.
Los
perfiles raciales siguen siendo uno de los graves problemas que existen en
Estados Unidos, y no lo reconocen: si tú les dices que son racistas dicen que
no. Si le preguntas a Donald Trump si lo es, te va a decir que no; sin embargo
está diciendo que todos los mexicanos somos violadores y narcos. Eso es
racismo.
Por
eso insisto en que el problema del narcotráfico en Estados Unidos es un tema de
salud pública pero también de educación.
AR: Un agente de la DEA le comentó
que sin el narcotráfico American Express o City Bank irían a la quiebra. ¿Cómo
el narcotráfico ha hecho funcional a la economía estadounidense?
JJE:
No tanto como en México. Es una exageración decir que es una parte fundamental
de la economía de Estados Unidos porque sigue siendo una potencia económica, aunque
tal vez ya no la primera (tengo mis dudas porque creo que China los ha
superado). El porcentaje de dinero proveniente de las drogas que se queda en
Estados Unidos es muy pequeño en comparación al que llega a México. Pero los
que trabajan tienen que comprar ropa, tienen
que pagar la vivienda, compran autos, compran casas.
Hay
que ver nuevamente la inteligencia de los narcos mexicanos, que contratan un
ejército de personas para hacer transferencias bancarias al límite de lo que
permite la ley en Estados Unidos: nunca superan los 10 mil dólares para evitar
la investigación o la aclaración de dónde proviene el dinero. Esto lo saben las
autoridades, los departamentos del Tesoro y de Justicia. ¿Por qué no modifican
las leyes para evitar que las empresas permitan ese movimiento de dinero tan
fácil, al que uno de los entrevistados llama “movimiento de droga embudo”? Efectivamente
es como un embudo: son cantidades en pequeño, pero a final de cuentas todo sale
por allí. Imagínate que vas a mover 20 millones de dólares, pero de ellos
tienes que pagar un millón para que la gente lo mueva. ¡Pues es una ganancia
increíble! A cualquier gente con necesidad económica le dicen: “Me haces esta
transferencia de 9 mil dólares y te doy 200”. Pues sí lo hacen porque no les
cuesta nada y no están haciendo nada ilegal.
AR: En los capítulos finales habla
de que hay algunos estados que han legalizado la mariguana para usos médicos y otros
también para usos recreativos, pero la ley federal sigue siendo restrictiva.
¿Qué problemas ha generado que haya estos dos esquemas?
JJE:
Está empezando a crecer esta tendencia a legalizar las drogas, sobre todo la
mariguana. Se han dado cuenta de que en términos de educación y de consumo sí
está funcionando. Hay gente que sigue fumando mariguana por uso recreativo en
estados que no son tan liberales como Colorado, por ejemplo, y los que producen
la mariguana pues tampoco son tontos. Entonces lo que está empezando a surgir
es el tráfico interestatal de mariguana: si en Arizona, estado vecino de
Colorado, no se permite, y yo vivo en la orilla de Colorado y tengo la licencia
para producir mariguana, como no vigilan tanto ¿qué me cuesta llevarme en mi
carro un kilo y se lo vendo a un cuate de Arizona y que él se encargue de
distribuirla? Está empezando a crecer ese problema; todavía no es muy grande, pero
cuando esto se generalice, yo creo que va a causar un conflicto para promulgar
leyes a favor de la despenalización de la mariguana.
AR: También habla de las series
sobre el narco. Cita The Wire
y Breaking Bad. Hay quejas de que la primera da
tips para los delincuentes, ¿qué hay sobre esto? Por otra parte, ¿los medios
estadounidenses cómo han reflejado el narcotráfico?
JJE:
Hasta la fecha sigo pensando que The Wire
es la mejor serie para reflejar el problema, que es a nivel micro, que es la
venta de drogas en una ciudad, que se concentra en este caso en Baltimore. Pero
imagínate si hicieran series por ciudad: no nos alcanzaría la vida para verlas
todas.
Breaking Bad,
aparte de sus tintes cómicos, también te demuestra que los estadounidenses, con
esa ansiedad que tienen por la falta de una estrategia federal de salud
pública, son capaces de producir sus drogas aunque sean mortales.
Los
medios: cuando se habla del narcotráfico en Estados Unidos los mexicanos nos
quedamos acostumbrados a que la noticia se publique en The New York Times o Washington
Post, de otra manera no es nota; pero los periódicos locales en Estados
Unidos tienen su sección policiaca, y de verdad, revísalos: todos los días
tienen que reportar en la comunidad local a cuántos ciudadanos detuvieron, y la
gran mayoría de ellos son por narcotráfico, pero que no son nota para un medio
nacional. Si metieron a un muchacho a la cárcel por dos bolsitas de
metanfetaminas no es nota, pero es un narco gringo, un pequeño distribuidor de
drogas que es parte del rompecabezas.
Esa
es la intención de Los narcos gringos:
no dejar fuera esas piezas porque si no el rompecabezas no te queda completo,
sin importar que los grandes medios nunca asuman un tema como este, y nunca lo
van a abordar porque saben que estarían escupiendo para arriba y les va a caer
en la cara.
AR: ¿Cuáles han sido los efectos
del movimiento del mercado, que se ha ido más hacia la heroína y hacia las
metanfetaminas mexicanas?
JJE:
Eso tiene que ver mucho con lo que cuestan las drogas. Los narcos mexicanos son
muy inteligentes y tienen perspicacia para proveer un mercado que les exige.
¿Qué ocurrió? Que de repente en Estados Unidos las nuevas generaciones no
podían conseguir cocaína o mariguana de buena calidad por el precio, y cayeron
en el consumo de las medicinas controladas, que se venden con receta. Cuando el
gobierno de Estados Unidos se dio cuenta de que se estaban consumiendo mucho el
antigripal Contact, lo que hizo fue modificar la ley a nivel federal y se
regularon todas esas medicinas. Allí fue donde surgieron los breaking bads. ¿Te acuerdas del Cártel
de Jalisco, que empezó a producir mucha metanfetamina hace 10 o 15 años? Pues
esa era una cuestión química que también en Estados Unidos se empezó a
desarrollar, y, por ejemplo, los grandes laboratorios de metanfetamina en
Florida son una cosa caótica.
¿Los
mexicanos cómo iban a competir con eso? Pues abaratando. Producen una heroína
tan mala como la negrita, la cafecita que se produce en la Sierra del Terrero o
en la Sierra Madre en Durango, en Coahuila, y llenaron el mercado de heroína.
Entonces a un chavo sin lana y drogadicto le venden heroína más barata que la
metanfetamina.
Lo
que ocurre es, aparte de una crisis de consumo de heroína, que hay clases
sociales: en la parte Este de Estados Unidos tienen un nivel de vida más alto y
distinto nivel educativo que los que viven en la Costa Oeste o en el sur de
Estados Unidos. Como tienen más dinero pues consumen otro tipo de heroína, la
asiática, la blanca; pero ahora ya hasta el Cártel de Sinaloa, con un ejército
de narcos y químicos colombianos, está haciendo la cafecita o negrita como blanca.
AR: Dice usted que el problema de
las drogas es de educación y salud pública. Al principio hace un recordatorio
interesante: que Ronald Reagan fue el único mandatario que hizo una campaña
para prevenir el consumo de drogas y para rehabilitar a los adictos. ¿Por qué
lo hizo?, ¿por qué Estados Unidos abandonó esa estrategia?
JJE:
Tienes que acordarte que cuando Reagan fue presidente hubo muchas ejecuciones
en Florida por el tema de la cocaína, lo que tenía mucho que ver con Colombia.
Miami era una ciudad fea, nadie quería ir porque, además de que estaban jodidos
económicamente, se andaban matando en las calles los cubanos, los colombianos,
lo que generó miedo.
Para
evitar ese desprestigio y el miedo Reagan, a través de su esposa Nancy —se
supone que la figura de la primera dama en Estados Unidos tiene que ver con
temas sociales, de salud—, se encargó de promover la campaña de decir no a las
drogas, pero ha sido la última. Después nacieron dependencias federales
dedicadas a esto, como el zar antidrogas, que ha sido un fracaso, primero porque,
insisto, se necesita un programa de salud pública a nivel nacional pero con
dinero. Sin presupuesto no se puede hacer.
Después
han ocurrido otros contextos de política nacional e internacional que han
desviado totalmente la atención del Poder Ejecutivo y Legislativo del tema de
las drogas. Hubiera sido ilógico y estúpido que en 2001, con los ataques
terroristas, Bush se hubiera dedicado a combatir al narco cuando tenía que
combatir a los terroristas. Yo me acuerdo de que en la DEA han dicho que lo peor
que puede haber ocurrido para sus objetivos fueron los ataques terroristas
porque les quitaron presupuesto para dedicarlo al combate internacional contra
el terrorismo.
AR: Operan de manera conjunta y
eficaz las bandas mexicanas con los brókers y las pandillas. ¿Así ha sido la
cooperación entre los gobiernos de México y Estados Unidos para combatir el
narcotráfico?
JJE:
Se ha modificado. No vamos tan lejos: Felipe Calderón no supo ni cómo le entró
al tema de las drogas, y en Estados Unidos estaban encantados con él porque con
las estupideces que estaba cometiendo la DEA se metió hasta la cama con la
procuradora Marisela Morales.
Lo
que hizo Peña Nieto fue precisamente acabar con esa injerencia tan fuerte, lo que
yo creo que se tenía que hacer, y la cooperación se modificó al intercambio de
información e inteligencia de manera más ordenada. No estoy diciendo que Peña
Nieto lo esté haciendo bien porque estamos igual que con Calderón. Lo que pasa
es que ahora los medios se han alineado y ya no se publica tanto del narco,
pero eso tan no funciona que Estados Unidos sigue siendo el mercado más
importante para el Cártel de Sinaloa. Eso quiere decir que ni allá ni acá han
tenido éxito.
La
cooperación bilateral a veces se deja llevar por la frivolidad: el Chapo, todo el mundo hablando de él y
desde hace años dejó de ser la gran figura del Cártel de Sinaloa. ¿Cuántos años
se escondió y estuvo en prisión? En Estados Unidos decían que el Cártel de
Sinaloa no es el Chapo. Hasta en la
frivolidad hemos caído.
*Entrevista publicada en Horizontum, 5 de junio de 2017.
1 comentario:
Excelente entrevista que deja ver la investigación realizada para mostrar esa parte oscura del narcotráfico.
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